El valor ecológico de la cuenca del Río Tajo
- canibemiguel
- hace 5 días
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“El río Tajo fue así dicho por un rey de las Españas; tiene su nacimiento en tal lugar y muere en el mar Océano, besando los muros de la famosa ciudad de Lisboa, y es opinión que tiene las arenas de oro”.
Del prólogo de El Quijote
Miguel de Cervantes, 1605
Entre las cuencas fluviales de la Península Ibérica, la cuenca del Tajo (o Tejo en portugués) es la tercera de mayor superficie, cubriendo 80.151 km2 y con una longitud de 1007 km. Nacido en la Sierra de Albarracín (Teruel), parte del Sistema Ibérico, el Tajo fluye en dirección oeste hacia el Océano Atlántico. Durante su curso, atraviesa las comunidades autónomas de Aragón, Castilla la Mancha, Madrid y Extremadura, para luego adentrarse en Portugal a través de las regiones de Beira Baixa, Alto Alentejo y Ribatejo, hasta desembocar en el Océano Atlántico en Lisboa. La cuenca del Tajo alberga la mayor población humana de entre todas la cuencas fluviales ibéricas. En 2019, más de 8 millones de personas vivían en el lado español, 6 millones y medio de los cuales estaban en la comunidad autónoma de Madrid. En el lado portugués, casi 4 millones de personas vivían en la cuenca en 2018, encontrándose la mayor parte en el área metropolitana de Lisboa.

Topográficamente, la cuenca está delimitada por varias cadenas montañosas: el Sistema Central en el Norte, donde las sierras de Gredos y Guadarrama representan las regiones de mayor elevación de la cuenca, sobrepasando los 2000 m; los Montes de Toledo en Sur, alcanzando sobre 1600 m de altura; y el Sistema Ibérico en el Este. Este terreno accidentado genera una enorme red asimétrica de ríos tributarios. Los tributarios del margen derecho del río, originarios de los sistemas Central e Ibérico, son mas largos y aportan un mayor caudal, mientras los tributarios del margen izquierdo son más cortos y tienen un caudal menor.
El clima de la cuenca es mayormente Mediterráneo, definido por su variación anual, con veranos cálidos y secos e inviernos fríos y húmedos. Hacia el noroeste, donde la influencia Atlántica es mayor, el clima se vuelve más templado. La elevación y la influencia Atlántica constituyen así dos factores clave en la cuenca del Tajo que interactúan para definir importantes gradientes en la temperatura y las precipitación. Los frentes húmedos provenientes del Atlántico son bloqueados por el Sistema Central, impidiendo que la lluvia llegue a depresión central de la cuenca, generando inequidades en la disponibilidad de agua, haciéndola más escasa precisamente en las regiones donde se concentra la mayor población. Esta mayor población, junto con la extensiva actividad agrícola y la producción de energía verde, genera una gran demanda de agua, representando un gran desafío para gestionar los recursos hídricos de la cuenca, especialmente bajo un contexto de cambio climático. Como resultado, se han construido una gran cantidad de presas y reservorios de agua para abastecer la demanda de agua y generación de energía hidroeléctrica. A mayores, el Tajo es el origen de una gran transferencia de agua hacia el Río Segura, que es esencial para la agricultura en el sur de España. En este contexto, el Tajo se convierte así en una de las cuencas fluviales con mayor nivel de regulación de la Península Ibérica, requiriendo así un manejo complejo para hacer frente a los distintos desafíos ecológicos y socioeconómicos.

La gran extensión y diversidad climática de la cuenca permiten la existencia de una amplia variedad de ecosistemas que albergan una proporción muy significativa de la biodiversidad Ibérica. A mayores elevaciones, los bosques de coníferas dominan el paisaje, con especies como Pinus silvestris y Pinus nigra. En regiones de inviernos más duros y nevadas frecuentes, estos bosques se intercalan con los sabinares de Juniperus thurifera. En zonas donde la nieve es menos común los bosques se intercalan con los matorrales de alta montaña típicos del Mediterráneo, como los piornales de Cytisus oromediterraneus y los enebrales de Juniperus communis. Por debajo de los 1500 m, los bosques pasan a estar dominados por Fagáceas del género Quercus, con especies perennes como la encina (Q. ilex) o el alcornoque (Q. suber) en las laderas expuestas al sol, o por especies marcescentes y caducifolias como el melojo (Q. pyrenaica) y el roble albar (Q. petraea) en las laderas más sombrías y húmedas. En las zonas bajas, las dehesas ibéricas características de las planicies interiores se combinan con bosques abiertos dominados por encinas y los típicos jarales ibéricos dominados por Cistus ladanider. A medida que el tajo se aproxima a su desembocadura en Lisboa, los humedales proveen un refugio clave a numerosas especies acuáticas y aves.
Esta diversidad de ecosistemas y vegetación permiten la existencia de una gran variedad de fauna, incluyendo especies de obligada conservación a nivel nacional e internacional. El Tajo alberga la mayor población europea del buitre negro (Aegypius monachus) y la endémica águila imperial Ibérica (Aquila adalberti), así como poblaciones de muchas otras especies incluidas en las directivas europeas Hábitats y Aves, sujetas obligatoriamente a medidas de conservación.
La importancia ecológica de la cuenca de Tajo ha dado lugar a la designación de gran número de áreas protegidas a lo largo de su recorrido. Algunos ejemplos notables son el Parque Natural de Alto Tajo en Guadalajara (Castilla la Mancha), el Parque Nacional de Monfragüe en Cáceres (Extremadura), el Parque Natural Tajo Internacional a lo largo de la frontera entre España y Portugal, o la Reserva Natural de Estuario del Tajo en Portugal. La cuenca contiene también gran cantidad de áreas incluidas y la red de conservación Natura 2000, sujetas por tanto a medidas de conservación. La Red Natura 2000 en la cuenca del Tajo incluye 99 Zonas de Especial Conservación (ZECs), 80 Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPAs) y 3 Lugares de Importancia Comunitaria (LICs) en España, cubriendo en total 19,831 km², casi una cuarta parte de la superficie de la cuenca. El lado portugués incluye 16 ZECs y 11 ZEPAs. Los humedales son también hábitats clave, lo que ha conllevado a la designación de 3 lugares RAMSAR en España y 5 en Portugal, con la meta de salvaguardar la biodiversidad de los humedales y las funciones ecosistémicas.
A pesar de su riqueza natural, la cuenca del Tajo se enfrenta cada vez a mayores presiones: La gestión del agua se ve continuamente dificultada por las altas demandas, con sequías cada vez más frecuentes y severas a causa del cambio climático. La competencia entre usos del suelo como la expansión urbana, la agricultura o el sector en rápido crecimiento de la energía verde añaden una complejidad adicional. Preservar la biodiversidad y los hábitats requiere que España y Portugal colaboren en el manejo de la cuenca. En INSPIRE, trabajamos mano a mano con las partes interesadas para desarrollar un plan de gestión capaz de hacer frente a los potenciales desafíos y conflictos que pueden surgir al manejar todos estos recursos de manera conjunta. Nuestro marco de trabajo nos permitirá identificar áreas clave para la conservación y para otros usos que aseguren un manejo efectivo de la cuenca en el presente y en el futuro. En INSPIRE tenemos la meta de priorizar la localización de zonas de manejo con múltiples objetivos, para poder harmonizar la conservación de la biodiversidad con el desarrollo socioeconómico de la cuenca a través de un ejercicio de planificación espacial integrado. Para ello, necesitamos una gran cantidad de datos espaciales que nos permitan identificar dónde y cómo se distribuyen todos los recursos de la cuenca. En próximas entradas del blog presentaremos algunos de los conjuntos de datos que estamos desarrollando, como mapas de uso del suelo, biodiversidad y servicios ecosistémicos, incluyendo las distribuciones presentes así como proyecciones bajo distintos escenarios de cambio climático.